Resiliencia

"Para algo servirá esto que vivimos"
He escuchado varias veces esta sentencia, y cada vez más repetidamente. El otro día, en la panadería, mientras esperábamos en la cola por el único pan por persona que ahora dan racionado, me lo dijo la señora que estaba a mi lado. El fin de semana pasado, en el supermercado, tras una avalancha por mantequilla que nos dejó a quienes esperábamos por entrar sin opción a conseguir justo la que tanto hace falta (alguna mafia llamó antes a decenas de bachaqueros que lograron entrar y llevárselas todas), también se lo escuché a un vecino.
Ciertamente, tenemos mucho que cambiar como país. En principio, para no repetir esta aventura del populismo como fórmula mágica, o para dejar de buscar salidas rápidas a los problemas, para concentrarnos en producir y para dejar de lado esta manera de ser que nos generó una cultura de pedigüeños gracias el Estado rentista.
Pero probablemente el cambio sea más profundo.
Confieso mi ignorancia acerca de cómo cambiará nuestra personalidad social tras esta hecatombe.
Sin embargo, soy testigo y protagonista de los pequeños cambios que, tras lo que nos ocurre, hacemos en pequeño las personas.. quizás de esto se trata el cambio colectivo, de pequeños cambios individuales. Y me llama la atención, el que existe una reflexión consciente de ello.
Empezando por mi propia experiencia, debo decir que hoy soy más flexible. Pude adaptarme a otro tipo de trabajo y logré construir una posibilidad laboral para mi y otras personas, dentro de tanto entorno difícil. Y no solo eso, sino que descubro que me encanta y soy feliz con lo que hago.
En el terreno familiar, ahora somos más unidos. Nos escuchamos más y nos atendemos. Sabemos que todos vivimos dificultades que hay que compartir, explicar, comprender. Esa solidaridad se extiende a los amigos, a los vecinos. Vemos a personas en las que, en otras circunstancias, quizás no hubiera reparado.
Y hasta en la manera de administrar recursos, estamos cambiando: freir un huevo con agua por no tener aceite, usar avena y semillas para alargar la harina de maíz, utilizar más vegetales y distanciar la carne. Una fórmula incluso más saludable (en nuestro caso, claramente en otros nada saludable, debido a sus muy serias y graves dificultades para obtener los alimentos y cocinar) y que probablemente genere nuevos platos de comida a nuestra cocina, como las arepas de yuca o de batata.
Hay un cambio, que ocurre desde adentro hacia afuera, que no parece evidente, pero que nos está transformando. Desde la convicción de irse o quedarse, como elección, como apuesta. Me quedo porque quiero construir aquí algo, porque no quiero abandonar este barco, porque me gusta lo que somos y lo que seremos. Quizás, a futuro, nos ayude a cambiar esa valoración tan negativa que siempre hemos tenido de nosotros mismos (esto es una mierda), y valorar más lo que somos. Quizás ganemos autoestima, a partir de luchar juntos un destino.Quizás, también, logremos tener una clase media más humilde, menos arrogante.
No se a dónde nos llevará esta transformación, pero evidentemente está ocurriendo.
Y no se si todo será bueno. Obvio que hay un tema con los valores: gente que va por lo suyo, que atropella. Una generación que será producto del hambre con menor capacidad intelectual. Más violencia y sus consecuencias. Y tanta humillaciones, también quizás dobleguen espíritus.
Probablemente, será asunto de qué hace cada quien con sus circunstancias y cómo las asimila.
Pero como abunda más la gente buena y como somos un pueblo genuinamente generoso, estoy convencida de que luego de tantos años de sufrimiento, tendremos un mejor país.
Porque, para algo servirá esto que estamos viviendo...


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares