Igual que el país

Los grupos que controlan la entrega de números para poder comprar en el supermercado de mi urbanización, vienen de Petare, Catia y El 23 de enero.
Ellos, esta mañana, revisaron cuidadosamente el RIF, cédula de identidad y comprobante de pago de algún servicio que demuestre que, quienes vivimos aquí, somos de Chuao. Y desecharon de la fila a quienes consideraron, no cumplían con los requisitos.
Yo tengo 20 años viviendo en la zona, llegué cuando mi hija Mariana tenía 4 meses. Conozco a la mayoría de mis vecinos. Ellos me conocen.
Pero estos sujetos de modales rudos, que toman mi recibo de condominio, mi RIF y mi cédula con desconfianza, que la revisan como si fuera falsificada, no me conocen.
Claro, ellos no viven aquí.
Tampoco conocen a la señora Inés, quien trabaja en mi casa desde hace muchos años. Tantos, que Inés es de mi familia. Hace ya demasiado tiempo que convivimos y nos hemos ayudado mutuamente muchas veces. Ha visto crecer a mis hijos y les ha cocinado. La fui a visitar a la clínica el día que la operaron. La quiero y ella me quiere.
Pero ellos, los que controlan la entrega de números para comprar comida en mi vecindario, decidieron que ella no tiene derecho a un trato especial. Ellos hacen la diferencia entre "los trabajadores" y "la comunidad". Ellos ponen la línea que separa a las clases sociales y marcan la diferencia.
La mandaron a hacer la fila afuera, con casi ninguna opción de obtener algún producto.
Aunque yo hice una carta para que la incluyeran como parte de la comunidad, ellos vieron su color de piel, escucharon su explicación de que trabaja limpiando mi casa, y decidieron que no, que ella no es parte.
Ellos también le impusieron a una vecina de la tercera edad, que no entiende mucho cómo sacar el RIF, que no tiene impresora ni computadora, que vive de su pensión y necesita comprar a precios justos, la obligación de entregar el documento. Aún cuando el condominio está a su nombre.
Ellos decidieron que "la comunidad" tiene derecho a 150 números. Sin embargo, hoy explicaron que de esos 150, ellos toman 30 para entregarlos a "los organizadores". Y que "los organizadores" van, en orden de importancia, luego de los primeros 30 vecinos de la tercera edad.
Ninguno de nosotros les pidió papeles a "los organizadores". Ninguno es de la zona. Tampoco trabajan aquí.
Ellos toman decisiones, como si fueran parte del gobierno, como si tuvieran alguna injerencia en la vida de la comunidad. Como si tuvieran derecho.
Nadie dice nada, porque son unos malandros. Están armados. Son violentos.
Así las cosas.
Igual que el país.

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